Ad Furium
Furi, uillula uestra non ad Austri
flatus, oppositast neque ad Fauoni
nec saeui Boreae aut Apheliotae,
uerum ad milia quidecim et ducentos:
o uentum horribilem atque pestilentem!
Furi, uillula uestra non ad Austri
flatus, oppositast neque ad Fauoni
nec saeui Boreae aut Apheliotae,
uerum ad milia quidecim et ducentos:
o uentum horribilem atque pestilentem!
"Furio, vuestra pequeña villa no está expuesta
a los soplos del Austro ni del Favonio
ni del cruel Bóreas o del Afeliota:
sino a quince mil doscientos:
¡oh viento horrible y pestilente!"
Catulo ataca de nuevo a Furio. En esta ocasión, jugando con el doble sentido del verbo opponere: "estar frente a"/ "estar puesto como garantía"= "estar hipotecado". Así, opone en el penúltimo verso el verdadero viento que azota la pequeña posesión de Furio: la hipoteca, uentum horribilem atque pestilentem. No son, pues, los vientos descritos en los tres primeros versos, que reúnen los procedentes de los cuatro puntos cardinales.(Bóreas, norte; Austro, sur; Favonio, oeste; Afeliota, este).
Este viento horrible y pestilente también sopla en el hemiciclo del Congreso, en Madrid.
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