miércoles, 28 de mayo de 2008

Roman Polanski, El baile de los vampiros

Ha fallecido días atrás Roman Polanski (1933-2008), director cinematográfico prolífico y de vida azarosa. Precisamente, la película que ahora recordamos, El baile de los vampiros o, en su título original, The fealess vampire killers or Pardon me, but your teeht are in my neck, nos da pie a recordar uno de los textos que días pasados leíamos a nuestros alumnos en el marco de la VII Semana del libro "Leer es fantástico", celebrada en el IES Martínez Vargas. Os animamos a que veáis el humor y el afán paródico del "género de vampiros" que destila esta obra de juventud de Polanski (1967).
También os sugerimos que leáis lo acontecido con su esposa Sharon Tate un año después, lo referente a la secta de Charles Manson,... y otros hechos luctuosos relacionados con otras personas relacionadas con este film. Desgraciadamente siempre hay gente dispuesta a que la realidad supere la ficción.
Si bien existen sugerentes leyendas en diferentes civilizaciones de la Antigüedad desde Sumeria a Egipto, quizás la primera referencia histórica sobre este género de seres la encontremos en el Asno de Oro de Apuleyo, precisamente en los párrafos en los que cuenta la historia de dos hermanas malignas, Meroe y Panthia, que bebieron la sangre de un tal Sócrates (ninguna relación con el gran filósofo griego). Las hermanas cerraron las heridas de Sócrates con una esponjilla para que éste no se diera cuenta de la pérdida de sangre, pero cuando al día siguiente se inclinó para beber agua de un río, la esponjilla se cayó al agua, y tras ella la última gota de vida.
Apuleyo, Asno de oro, I, 13: Y tomó la cabeza de Sócrates, y volviéndola a la parte, por la parte siniestra de la garganta, le lanzó el puñal hasta los cabos, y como la sangre empezó a salir, llegó allí un barquino, en la que recibió toda, de manera que una gota nunca pareció. Todo yo vi con estos mis ojos, y aun creo que porque no hubiese diferencia del espiritual sacrificio que hacen a los dioses, lanzó la mano derecha por aquella degolladura hasta las entrañas la buena Meroe, y sacó el corazón de mi triste compañero. El cual, como tenía cortado el gaznate, no pudo dar voz ni solamente un gemido. Panthia tomó la esponja que traía y metióla en la boca de la llaga, diciendo: "Tú, esponja, nacida en la mar, guarda que no pases por ningún río".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay que contrastar la información antes de publicar. Polanski no está muerto...