Ángel Rivera Arrizabalaga hace un estudio del registro arqueológico del Paleolítico que permite rastrear el desarrollo de las abstracciones que dan lugar a los conceptos de autoconciencia, del tiempo y del espacio, esenciales en el desarrollo característico de los seres humanos actuales.
Afirma el autor que el lenguaje representa la experiencia vivida. De la interacción social surge la necesidad de crear una forma de comunicación. El lenguaje, como consecuencia del intento de comunicar las acciones humanas, es la simbolización de tales acciones.
Continúa afirmando que la acción es la base de la propia estructura inicial del lenguaje y de la universalidad de su sintaxis, pues es igual en todos los lugares. El autor afirma que el lenguaje está organizado alrededor de las circunstancias que rodean la acción (verbo).
Recomiendo vivamente la lectura de este libro, por la claridad de su prosa, por los cuadros cronológicos y mapas conceptuales que nos ayudan a conocer en profundidad una "nueva disciplina": la Arqueología Cognitiva (Binford, Renfrew, Rivera). Me ha supuesto un acercamiento ameno a unos planteamientos en los que se tienen muy en cuenta lenguaje, pensamiento, conducta, a la hora de estudiar los distintos registros arqueológicos.
Resaltaría el capítulo VII: Filogenia del lenguaje y conducta.
¿Qué tenemos que buscar en el registro arqueológico? La adquisición de la individualidad. La acción en el tiempo y en el espacio. Su categorización. Niveles evolutivos del lenguaje. Evolución cultural.
Esta descubrimiento me ha animado a releer Renfrew, Colin, Arqueología y Lenguaje, la cuestión del origen de los indoeuropeos.