lunes, 17 de octubre de 2011

Elektra y Kieffer

Conocí la obra de Anselm Kieffer en la visita que realizamos un grupo de amigos al Museo Guggenheim de Bilbao, en 1997, el año de inauguración del mismo.



En aquellos momentos nos sobrecogió la monumentalidad, el olor, (sí, el olor, porque sus obras huelen), el volumen, la radicalidad de la obra de Anselm Kieffer, cuya pista seguimos (Internet, viajes a Madrid, a Bilbao de nuevo...).



Días atrás leí la noticia que otorgaba a Kieffer la autoría del decorado y el vestuario de una Elektra de Strauss en Madrid, en el Teatro Real. Os recomiendo vivamente el enlace: Teatro Real.



Ayer mismo, el director de un periódico de tirada nacional, con su constumbre inveterada de utilizar alegorías de obras artística para describir la realidad política nacional, utilizaba la obra de Sófocles para describir la situación actual del País Vasco. No juzgaré aquí su artículo. No es tiempo ni lugar.



Pero sí me emocionó, cansado ya de reivindicar la actualidad de la producción cultural griega y romana, comprobar, una vez más, cómo la profundidad, la inteligencia, la sensibilidad y la originalidad de la tragedia griega nos sirven de referencia a esta Europa en crisis.



Tan sólo dos fotos más: el escenario y el autor. ¡Qué caro es el AVE!, es lo único que se me ocurre añadir.




 

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